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Participar para ganar: cómo el involucramiento impulsa liderazgo, compromiso y resultados

  • Foto del escritor: Bomba Radio
    Bomba Radio
  • 8 sept
  • 2 Min. de lectura

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  • En México, la diferencia entre sentirse escuchado o no puede impactar directamente en la confianza, el compromiso y la innovación dentro de las empresas.


Involucrar a las personas en decisiones que afectan su trabajo y su ambiente laboral no solo mejora la experiencia del colaborador: también fortalece la cultura organizacional y la competitividad del negocio.


De acuerdo con Los Mejores Lugares para Trabajar® en México 2025, el 78% de los colaboradores afirma que sus líderes los incluyen en la toma de decisiones, una cifra que supera por 11 puntos porcentuales a la de empresas no rankeadas (67%) y que está muy por encima del promedio nacional (59%) y latinoamericano (47%).


“Escuchar no basta: los colaboradores necesitan ver que sus aportaciones generan respuestas y acciones concretas. Eso convierte la participación en una experiencia positiva y duradera”, señala Renán González, CEO de Great Place to Work® México.


Confianza y desarrollo: los catalizadores del involucramiento


El estudio muestra que el involucramiento crece de forma exponencial cuando hay altos niveles de confianza y oportunidades de desarrollo profesional entre quienes confían plenamente en líderes y compañeros, la percepción de participación alcanza el 88%, 49 puntos más que entre quienes reportan baja confianza.


Impacto en la innovación y la retención de talento


El involucramiento no es solo un gesto simbólico. Según Great Place to Work® México, las organizaciones que fomentan la participación activa de sus colaboradores generan entornos de mayor compromiso, menor rotación y más apertura a la innovación. En cambio, cuando esta práctica no se promueve, se corre el riesgo de perder motivación, desaprovechar ideas y aumentar la resistencia al cambio.


Mejores prácticas para potenciar el involucramiento


Entre las recomendaciones que ofrece el estudio destacan:


  • Habilitar espacios reales de participación, desde foros de innovación hasta comités internos.

  • Formar líderes en escucha activa y gestión de ideas.

  • Comunicar cómo las aportaciones impactan en decisiones reales, cerrando el ciclo de retroalimentación.

  • Integrar la participación como parte de los programas de crecimiento profesional.


En un mercado laboral cada vez más competitivo, dar voz y poder de decisión a los colaboradores es una estrategia de negocio, no solo una práctica cultural. Las empresas que logran equilibrar la escucha con la acción construyen una ventaja competitiva difícil de replicar: equipos más comprometidos, más innovadores y con un vínculo emocional más fuerte hacia la organización.


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